dimanche 30 novembre 2008

Por faltarme tu sonrisa…


Personajes. Él, ella. Agobio. El calor es sofocante. El café de Elvira esta repleto. La gente pide de beber. Elvira mira uno a uno todos los personajes. Hay algarabía. Niños dibujan, sentados a lo lejos en una mesa. Alguien entra. Parece traer malas noticias. Se hace el silencio. El hombre tampoco habla.

Él (pensativo):


Por faltarme una sonrisa, el tedio entra en mi corazón triste.

(Desnudo y arruinado, libro del mediodía, empujó la reja del jardín.)

Ella (mirándolo):

Náufrago de la vida, mantente en pie, posee.

Ella (prosiguiendo):


Como prestado, corres la cortina de tus párpados, te duermes. Las rodillas apretadas como mandíbulas.

Mil setecientos trece


Personajes. Ella, él. Pensativos. Sentados en la terraza. Intentan ese juego de guarismos. Consiste en separar lo imposible de los sueños.

Ella:

Hay números que parecen objetivos, anodinos.
Y son elípticos, metáforas puras,
Hiperbólicas imágenes de algún destino
Que casi no se nota.
Son cifras que nadie mira, a nadie interesan.
Parecen fechas de batalla
Y no son nada.
Luego desaparecen y la calle se queda desierta.

Él:

Yo siempre pierdo.

Obsesión de la horizontalidad


Pequeña tertulia solitaria en el café de Elvira.


Ya no hay nadie en el café de Elvira.
Ya se han ido las tres comadres de las flores comiendo en el tejado.
Odio a mi sombra por las calles que recorre,
Sus pasos perdidos su confianza en mi su manera incisiva y cruel de no mirarme.
Odio a mi sombra que me sigue o me precede
Cuando duda
Parece sentarse
Porque me espera me exaspera.
No hay nadie en el café de Elvira y solo con mi sombra me apoyo en el silencio y pienso que mañana

Tal vez mañana.

lundi 24 novembre 2008

Sueño sin número (fragmento de Los perros)


para Rosa

Cada sábado a la misma hora
Sueño con íconos estrepitosos.
Soles en forma de cadera.

Y perros con cazadores melancólicos
Orejas de enebrina y silueta fina
Como lobos los bellos lobos de los cuentos.

Los cazadores llevan viseras escocesas
Y botas altas de jinete
Y los perros van vestidos de domingo.

Hay ventisca cortante
Como cuchillas de luz
O cascos de botella.

Hay humedad a cada paso,
Bandas de muertos pájaros,
Abetos de desquite.

Y cada sábado a la misma hora
Soy el mismo soñador solitario
Que sueña con lo mismo y vive mientras sueña.

Poetas de hoy: Jean Pierre Pouzol

Poeta de siempre, amigo desde entonces. Años sin vernos, y nunca separados. Su poesía es de dolor, pero con raza fuerte. Desde siempre, Jean-Pierre publica sus cuadernos "Le noeud des miroirs" (el nudo de los espejos). De estos cuadernos, infinidad se hicieron en ejemplar único. Tuve el honor de ser desnitario de algunos que siempre guardo: escritura diminuta en hojas sueltas. Poesía de esperanza y desesperanza. Los poemas aquí reunidos, sacados del poemario "Espinas y ruiseñores" se publican aquí en traducción desconocida y versión final del caminanteK.
http://lauranne.lauranne.free.fr/Pouzol/NoeudMiroirs/presentation.htm










Espinas y ruiseñores



(fragmentos)







Perdonad mis palabras desesperadas
perdonad mi tristeza
este corazón desgarrado este corazón roto
que no ha podido
preservaros de los baches
perdonad mi poesía vacilante
perdonad el canto con sabor a rata
este corazón herido este corazón cansado
que nunca supo
haceros cargados ramos perfumados
con lilas florecidas
perdonadme la melancolía
perdonadme las manos inquietas
que murmuran bajo la ceniza
este corazón desgarrado este corazón partido
que no ha sabido daros
ni compartir con vos lo desconocido
perdonadme la flaqueza
perdonadme mi alergia del planeta
perdonadme si el tren pasa por fin a la hora exacta
os estoy ya echando en falta.




*



La casa está abierta a todos los vientos
Sin paredes y sin techo
Una sombra transparente abre
Una puerta desde ahora ausente
Allí una invisible voz se oye
Aquella que vuelve para buscar

Un sol puro en el oscuro
Sótano Las palabras maltratadas
Los pensamientos de manos tuertas
El canto afligido de los bosques
Que sube por el corazón

Cardos espinas y ruiseñores
Al alba mueren


Caminel, jueves 8 de abril de 2004



*



Más tarde el tiempo ha pasado qué ha sido de nosotros
Qué son estas voces en los bojes estas sombras arrancadas
Este silencio melancólico y largo en el claro
de las frondas soleadas por nuestros pasos aplastadas


Oh frondas de gritos donde sin fin murmura la vida


*


Para uno es largo el tiempo de la espera
Este tiempo de no esperar nada
Lo que no volverá más
Lo que nunca ha venido
Por fin eres entre todas las cosas
Este corazón que late en el corazón del vacío

Para uno el tiempo es un bosque bajo
En el murmullo perpetuo de los ladridos
Palabras vocablos agujereados labios heridos
Gestos a los perros arrojados
A veces piensas olvidarlo
todo


*


Este país de la infancia es también el del sueño


*


Estoy lejos. Yo.
Siempre más lejos.
Qué hacer de este saco.
¿Sueños?


*


Me he extraviado de mí mismo
Abriendo en el viento el sentido de la flecha
Con palabras de sangre y de incendio



*



Esta vida está tan llena de arena que a nadie se le ocurriría abrevar los caballos del Apocalipsis en esta luz fangosa.



*



La poesía no es esta petrificada. Es esta espuma espinosa, insumisa, esta espuma enmarañada y solar enderezada. Su verdad es quemar el fuego.






interrumpido

dimanche 23 novembre 2008

Sueño perro (fragmento de Los perros)


En lo alto de un edificio moderno, con terraza al mar, alto de más de 15 ó 20 pisos, aparece un perro que intento perseguir para que no se eche, pero resbalo en cada peldaño y no consigo avanzar. El perro, al contrario, corre más y más, atrapa la luna, juega con ella y la devora, lamiéndose. Oscurece y la luna logra escaparse, la alcanza de nuevo, vuelve a jugar con ella, devorarla y así varias veces. Mientras tanto, me caigo de cansancio. El perro ladra, un automóvil de marca Peugeot con una caravana pasa. A lo lejos suena un despertador.

Palabras de amor y muerte


La muerte a veces duerme como un niño
Y su despertarse de repente
Hace como olas oscuras
En la vida de los hombres que mueren
Unos contra otros en un montón sin fin
Y su despertarse siembra vendimias
En los frutos maduros y sus desengaños
Toman formas aguzadas
Como ángulos cortantes
O puntas de perforadora neumática.
Y la muerte es como una plaza pública
Una reunión de familia
Un ejemplo de recuerdos horribles y suaves
O recuerdos borrosos que son solo nubes
Y los seres queridos que se van en silencio
Y nos dejan un hueco en lugar del corazón
Y a veces ese hueco es inmenso tan inmenso
Que cubre el mundo
Y anega los gritos que suben de la muchedumbre
De los hornos crematorios
Y a veces esa tristeza
Anida en la locura y se va arraigando
Hasta la más terrible de las vejeces.

jeudi 20 novembre 2008

Con sus manos frías, con sus vestidos negros, mis rodillas la apretaban tan fuerte tan fuerte


Personajes: Ella, él. Día oscuro. A penas hablaron. Tomaron un café ardiente. No se besaron ese día. Todos los presentes pensaron que podría por fin reanudarse la puerta, parecía normal, tras tanta lluvia, zarzas, camino mal andado, pájaros descosidos.


Él:

¡Qué manía! ¡Mil veces te he hablado de la dicha de las gaviotas! La de las golondrinas, y la de los vencejos… Pájaro tras pájaro, todos temen las miradas.


Ella:

¡Siéntate! Me llama la atención la ternura que se atreve durante el sueño. Si ya viajó de noche, no servirá de nada colocar esa sortija de oro al sol.

De todas las locuras que tanto he amado, en los espejos es en lo que ahora pienso


El café de Elvira ocupa un pequeño local en la cuesta, ya cerca de los suburbios, de las casas baratas, como alejado del ruido del centro. En él se escuchan músicas que han dejado de exister desde hace tiempo. En él se rompen los sueños, victimas de golpes secos contra los cristales o contra el mostrador. Clentes vienen con los pies llenos de barro. Ella y él a veces sienten ganas de llorar. Se abrazan.

Bueno, se acabó la temporada, todo está terminado, llegó la hora


Personajes: Ella, él. Sin edad. Se va la gente. Elvira cierra. Elvira tiene la mirada larga, como ausente. Elvira hablaba de su jornada, de sus males de cabeza. Cuando sus clientes beben, Elvira calceta. Sorprende esto, en las mesas medio vacías se husmea a veces.


Ella:

Hay en todos los diccionarios una palabra cuyo sentido me asfixia. Llamo una voz, se cierra el tiempo.


Él:

¿Qué haces ahí, en medio de mis brazos?

No, no digas nada, deja los pájaros


Personajes: Ella y él. Jóvenes. Cansancio. Es la tarde, la noche está por caer. Desierto está el café de Elvira. Nadie quiere romper el silencio.

Ella:

Tómate tu siglo, di adiós a tus quimeras.

Él:

Mi barco se viste de verano. Mira como está de regreso mi palabra.

Ella:

Acaso no tiendo yo mi mano, mírala. Espero tu recuerdo.

Ella y él hoy en el café de Elvira


Personajes: Ella, él. Recién casados.

Ella:

El ritmo del tiempo se ensombrece.
- Si la luna nos cae encima,
Todo lo perderemos,
Todo.

Y el crepúsculo será
como una vela grande
en donde sólo
sopla el tiempo.


Él:

Y una espada
Con capa de aire
Y sangre
Derramada por la orilla.

mercredi 19 novembre 2008

La sombra del puente



Ella, él. El café de Elvira está al borde del puerto, no lejos del puente. En el café de Elvira te sirven los cafés más calientes, los más amargos. No busques allí a nadie. Las cortinas tienen cien años. Hay sabor a viejas canciones, amores perdidos. Al café de Elvira vienen todos los poetas desahuciados, los poetas perdidos, las putas más románticas. Hay quien habla de política y nadie lo escucha. Hay quien habla de viajes locos y nadie le cree. De amores imposibles y todos tienden el oído. En el café de Elvira se oyen tequieros y son los mas quedos, los más desgarradores, los que no existen nunca.